Carlos salía de la cervecería un poco más sobrio que ebrio con una lata de cerveza como reserva en el bolsillo de su gamulán. Ahora el desafío consistía en llegar a casa sin perder mucho tiempo y sin tener ningún desprovisto en el camino, Su casa está del otro lado del cementerio así que podía optar por rodearlo caminar 16 cuadras en su estado semi-despejado o aventurarse un poco ir por medio del cementerio y así ahorrarse la mitad del recorrido.
Al pensar que haría la mitad de recorrido, solo calculó el tiempo, ni siquiera imaginó lo que vendría en esas 8 cuadras… Más allá de no creer en nada metafísico… Pero siempre alguien puede cambiar de opinión!
Carlos llega a la entrada del cementerio, su iris dobla su tamaño diurno habitual. La oscuridad hacia el fondo se torna espesa. Recula y piensa. ¿Será una buena idea? lleva su brazo derecho hacia su frente el alcohol le empieza a pasar factura, después de varios movimientos aparatosos con su brazo logra enfocar la hora. La falta de tiempo le ganó a la oscuridad y Carlos se adentra a su suerte.
Empieza a caminar…pasos rápidos pero no firmes. Se siente confuso por la tenue luz y la cerveza ingerida…pero sigue adelante. Su corazón comienza a latir de prisa y siente miedo. Pero sigue.
Sonríe para sí mismo con una mueca de ironía… ¿miedo?… ¿la obscuridad?… ¿el cementerio?… «¡¡¡cosas de niños!!!», piensa para sí, mientras apresura sus pasos y la obscuridad se hace más espesa…
Abre su lata…toma un sorbo como tomando coraje!! Mira a los costados. Sólo ve tenues formas de tumbas por todo lado. Sigue…va siempre adelante. Vuelve a ingerir un sorbo de cerveza. Había avanzado como una cuadra según lo calculó. Ahora inclusive creía que ya no había luz. Ya Que cada vez era menos iluminado…acelera su paso y sigue…
Sus pasos eran cada vez más gigantescos y queriendo llegar pero se le hacía largo el camino, su corazón latía muy acelerado cuando de repente escucho un llanto en ese instante se imaginó q era alguien q lloraba por un ser querido…pero a estas horas pensó… Es imposible y…
Es cuando en ese momento siente que su piel se eriza, el frío invade su cuerpo, intenta avanzar pero siente que sus pies le pesan; da un suspiro, toma otro sorbo de cerveza, intenta de nuevo avanzar pero en ese instante…
Siente sus piernas más pesadas camina estremecido, sin querer observar sus piernas toma otro sorbo de cerveza y sigue caminando a paso apresurado y escuchar de nuevo el lamento….!!! Recorre desde la punta de sus pelos hasta la punta de sus pies… y siente más peso entre sus piernas al no poder continuar se armó de valor y mira sus pies y Observa que el pantalón se le estaba bajando….
Aun así avanza… tropezando y cayendo sobre una lápida y queda ahí desmayado en un charco de sangre proveniente de su cabeza y es así como permanece durante más de dos horas… cuando despierta siente como una briza estremecedora pasa por su nuca lo que le provoca un dolor único y es entonces cuando se incorpora acomodando su pantalón para continuar lo más rápido posible por su camino… entonces ve como algo se le acerca o al menos eso siente el…
Mirando más allá de la silueta ve que la salida está a pocas cuadras, pero aún no sabe que es lo que está en frente de el…
La noche sigue opaca en el cielo no hay luna. Carlos camina tratando de ignorar los ruidos él sabe que tarde o temprano llegará a su destino pero sucede un imprevisto. Las siluetas que visualizaba no eran más que ramas Su camino recto se encuentra cerrado por muchas ramas de árboles. A oscuras no puede determinar el principio ni el fin de esta montaña enredada. La cierto es que no va poder continuar por ahí. Enojado tira la lata de cerveza contra el montón. Saca un pañuelo de papel de su bolsillo frota su herida. Aunque no quiera admitirlo lo único que puede hacer es aventurarse entre las tumbas hasta poder flanquear el obstáculo y volver a su camino.
Aunque temeroso, pasó a través de las tumbas tratando de no oír el ruido de los árboles que también le asustaban. Finalmente después de pasar por todos estos obstáculos consiguió ver el camino por el que tenía que ir en dirección a su casa.
Pero lo que vio lo empalideció, la lata que tiró antes de aventurarse entre las tumbas estaba de nuevo frente de él. ¿Pero qué significa esto? se pregunta. Debe ser una lata similar. Dice intentando buscar una explicación. Su corazón palpita raudamente cuando se da cuenta que no solo es la misma lata si no que es el mismo sitio desde el que partió antes meterse entre las tumbas…
Por borracho no se da cuenta que esta caminado en círculos pero con paso firme sigue adentrándose al cementerio su única motivación es que una niña de ojos claros lo espera en casa.
Entonces siente que se le empiezan hinchar los páparos y a cerrar los ojos. Tiene visibilidad casi cero, y muy pesada la cabeza. Debe ser seguramente por la caída que tuvo. Con el tacto y lo poco que recuerda del camino, a duras penas, trata de avanzar. Pero es inútil. Ya no tiene fuerzas. Tropieza muy frecuentemente con los arbustos y algunas lápidas. Pero un suceso más adelante lo aterra completamente: tropieza otra vez con aquella lata que había arrojado al inicio. Entiende por fin, que no podrá escapar de este laberinto sin salida si sigue haciendo lo mismo.
-¡No puede ser! Otra vez en la misma entrada-.
La desesperación lo invade. Se siente muy aterrado. Parece que ya se va a rendir. Sin embargo, sabe que no debería quedarse, porque dormir afuera con esa temperatura sería la muerte segura. Así que decide avanzar. Sin embargo, luego de unos pasos cae cansado. Y así tendido, empiezan a pasar por su cabeza todos los recuerdos bonitos que vivió con su familia y se imagina las cosas que le hubiera gustado hacer. Y así se pasa un rato.
Empieza a pensar en sus adentros: – Dios mío, por favor ayúdame, te lo ruego -. Y empieza a gritar, con las pocas fuerzas que le quedan:- ¡Por favor, que alguien me ayude! ¡Auxilio! -. Sin embargo, solo suspiros salen de su boca. La impotencia lo invade.
De repente escucha una voz femenina un poco tenue, sollozante y entrecortada:
– ¿Se encuentra usted bien? –
Como tenía los párpados hinchados, no la podía ver. Confía, y le extiende la mano:
-Por favor, ayúdeme, quiero llegar a mi casa- responde casi llorando.
Sin embargo, siente una mano un poco callosa. Además, cuando se vuelve a parar, se percata que es una persona de muy baja estatura…-¿será una enana? – se pregunta…
Intenta aproximarse con mucha dificultas a esa persona de baja estatura; una hermosa niña de ojos claros vestida de blanco. En su borrosa visión ve como ella lo invita a seguirla el imaginando que es su pequeña intenta avanzar con el corazón palpitante y esperanzado, pero al acercarse a ella…
Su mente le ha jugado una mala pasada, la hermosa niña solo es un tocón envuelta en un viejo velo blanco que seguramente ha llegado ahí desde alguna tumba cercana, y la piel callosa solo se trata de un pedazo de tronco que se asoma del tocón. Se aferra a él, el llanto vuelve a hacerse presente y se arrepiente de haber entrado al cementerio, se arrepiente de haber bebido de más, se arrepiente de haber salido de casa muy enojado.. Pero sobre todo está muy arrepentido de haber discutido con su hermosa mujer de ojos de cielo, de labios dulces y abrazos tiernos…
Mientras piensa en su familia…sobresaltado recordó la voz femenina que le preguntó si estaba bien hacia unos minutos…miró atentamente por todos lados. Tratando de enfocar la mirada al máximo y distinguir en medio de esa oscuridad…Pero en ese momento siente una mano sobre su hombro. Gira automáticamente la cabeza pero no ve nada!!! Se incorpora violentamente por el susto. Se abre paso entre las tumbas. Va saltando inclusive sobre una u otra. No para de mirar atrás, ya está muy desorientado. Creía q ya debería haber retomado el camino, pero no sólo tumbas por donde miraba. La desesperación lo invade cada vez más… Pero de repente se detiene sin poder creer lo que ve!!!! Una figura femenina vestida de blanco estaba parada frente a él y en su mano pudo distinguir su lata de cerveza!!!
Esta vez el miedo se desvanece esa figura fantasmal no le provoca temor todo lo contrario, le da una sensación de seguridad y confianza. El espectro le tiende un brazo para luego alejarse, el sigue tras de él manteniendo una distancia para no incomodarla. Pero el espectro avanza cada vez más rápido y el teme perder su rastro entre la oscuridad. Lo que sucede por momentos. Cuando la ha perdido de vista por completo escucha el retorcer de lata de cerveza. Y siguiendo de donde proviene el ruido logra verla de nuevo está detrás de una lápida. Su abrazo apunta hacia una dirección. Carlos mira hacia el sitio apuntado y logra visualizar la salida del cementerio. Con una mueca de alegría vuelve a voltear hacia el espectro pero este no está más.
Carlos por fin sale de el laberinto que se convirtió el cementerio, corre presuroso por medio de la calle pensando en su mujer y la felicidad que le provoca saber que va estar con ella, volver y pedirle perdón por su mal comportamiento, decirle la mucho que la ama y que jamás se imaginaría un vida sin estar los dos juntos. Carlos llega a su casa abre la puerta rápidamente, grita amor ya llegue. ¿Dónde estás? atraviesa la sala a oscuras tropieza con los sofás esta tan desesperado por abrazar a su mujer que no llego a prender las luces. Mira en la cocina, mira en el comedor no la encuentra sube las escaleras se acerca a su habitación ve la luz prendida por el ojo de la cerradura su corazón late a mil por segundo. Abre la puerta y la encuentra tendida sobre la cama… Ella esta inmóvil con los brazos tendidos. Algo está mal, grita amor despierta y la sacude del pecho… ahí es cuando nota que su piel esta fría que no está respirando… mira el piso del otro lado de la cama un charco de sangre se alimenta desde el brazo izquierdo de su amada.. De un corte profundo de la muñeca nace la muerte y en su mano una nota que dice… «Nunca dejare de amarte».
FIN
Autores:
Beatriz Leiva
Yessica Santos
Jakayra Anguiano
Adair Frias Aranibar
Juan Marcelo Dávila
Astrid Elena Arboleda
Palmira Sosa Sanchez
Conny Armando Rivera
Miguel Colman Carvallo
Juan Carlos Quispe Aguilar
Alejandra Isabel Ramos Montaño