Al mundo
Desencajadas del presente nos cambió la rutina. Y el llanto atravezó el corredor. De un interior indescifrable surgió un grito de dolor. Tenías solo un instante de respirar. El calor de las manos, la voz conocida y el olor a piel de mamá. Calmó tu infierno. Y no te despegaste más. Lara Rivera©